lunes, 16 de febrero de 2009

NO ES CASUAL EL COLOR ROJO

Podemos afirmar que una de las principales características del planeta La Tierra es la diversidad, esto no es más que la multiplicidad de voluntades y corrientes de pensamientos que surcan este universo, tan homogéneo y heterogéneo a la vez.
La diversidad se presenta ante nuestros ojos a través de las más variadas actitudes y decisiones cotidianas que un hombre puede tomar en el diario vivir.
La capacidad de resolver los obstáculos diarios a través de diferentes procedimientos o maneras es diversidad, porque nuestra historia de vida, así como nuestra condición socio-cultural, determinaran el porque de nuestro accionar, y determinarán entonces el porque resolvimos tal problema de tal manera y no de otra. Repito por ultima ves: eso es DIVERSIDAD, un mundo un continente, un país, una localidad, donde conviven personas diferentes en todos los aspectos, pero que a diario tienen que lidiar con diferentes herramientas, para abordar un mismo problema.
Como en el accionar cotidiano no existe un único camino para elegir, algunos seguirán el camino marcado por sus antecesores, el camino aceptado por las mayorías, mayorías que si no son sabias, por lo menos camuflan el error; y otros, los más compadritos, buscarán innovar, transitar por un camino nuevo para sortear los obstáculos que la vida nos presenta.
Un problema cotidiano puede generar diversas escuelas teóricas para sortear el escollo, las aguas se dividen ante más de una opción resolutiva, amigos dejarán de hablarse y otros tendrán tema de discusión en el boliche.

El caso de la cintita roja en el paquete de galletas o galletitas, es uno de esos temas que dividen al mundo en dos; están aquellos que lo encuentran práctico, una innovación tecnológica creada para facilitar nuestro estilo de vida occidental-burguesa, una creación que busca ahorrarnos tiempo, facilitarnos nuestro paso por este mundo apresurado e irrevente, un sistema de apertura que nos diferencia de las bestias… que es eso de obtener nuestro alimento utilizando las uñas, garras dirán algunos, ¿qué bestia retrograda se niega al avance de la tecnología y opta abrir el paquete por cualquier lado? la diferencia entre un chango del paleolítico y nosotros estilizados hombres modernos, es la cintita roja.
Yo en cambio me paro en las antípodas del argumento anterior, la cintita roja en los paquetes de galletitas es enigmática, ingrata, perturbadora. Cuando nos enfrentamos a este artilugio propio del sistema agobiante en que sobrevivimos, nos encontramos ante un doble mensaje, por un lado un cartelito que dice: “tire aquí”, ¡absoluta falacia! La palabra debería ser escarbe aquí, ya que gastaremos nuestras uñas en busca de la puntita roja que acredite el accionamiento del mecanismo de apertura, pero una nueva bofetada nos volverá el rostro hacia la más cruel realidad, el extremo de la cintita roja, ¡jamás está ahí!
La segunda revelación sólo será apreciada por los espíritus críticos, aquellos que no aceptamos ningún juicio certero sin previa fundamentación, nosotros, los herederos de los alquimistas modernos. Ante la primera inspección ocular, veremos que además del supuesto dispositivo tecnológico (la cintita roja) percibimos con pasmosa claridad, que en ambos extremos del paquete, aparecen sugerentes pliegues, pegados unos con otros, donde evidentemente en algún momento por allí fueron introducidas las galletitas; es aquí, donde todos aquellos que creemos que toda abertura de entrada, perfectamente puede servir de salida, optamos por este ultimo recurso para obtener nuestras preciadas galletas.
También están los impacientes, que aseguran el paquete en una morsa y tramontina en mano, pasan a degüello al noble alimento, pero esos, son desvíos en los que no incursionaremos.
Yo no comparto tu manera de abrir las galletitas, pero daría mi vida por darte el derecho para que lo hagas como se te cante el culo.
He dicho.

6 comentarios:

El exiliado del Lago Logan dijo...

está soledad me hace replantear una cantidad de cosas, osas, osas.

Alcohólico con nombre dijo...

Jejejej... bueno, antes que nada, presentarme... y osoy uno de los boludos que una linda y fría noche de un ahora, lejano año pasamos a tocar y destrozar el oído de los concurrentes del prestigioso bar. "El Bar" de Empalme... además... agradecerles por aquella noche, el trato y todo, pedir disculpas por el ruido ocasionado... y saludarles de paso, agradecer también que colgaras el relato de uno de los paseos que hicimos por allá... el relato no valía que saliera de las 4 paredes de mi blog, pero bueno.
Nada más , un abrazo grande arriba con la radio y avisen si transmiten por la web, que con gusto prestaremos el oido
un abrazo grande
Gonzalo (de los raros)
PD: En cuanto a la cintita, llámenme retrógrado..., la odio
a uña limpia nomás, o a dientazos... en caso extremo

Blondiepower dijo...

Yo tramontina en mano, paso al degüello al noble alimento,

Blog de alma dijo...

A mi lo que verdaderamente me alucina, es para cuanto da una cintita roja!!!...jajajajja
;)

Anónimo dijo...

y pa?

ByTito dijo...

la delgada cintita roja. Ganadora de un par de oscars